Yo no quiero romper ninguna cadena, quiero la más larga. Yo quiero una jaula, espaciosa, con jacuzzi y con barrotes de oro. Por supuesto que busco la comodidad. Quien haya vivido la pobreza la busca. Ser pobre sólo es romántico para aquel que busca expiar su pecado original, haber nacido en una cuna de oro, por eso busca la libertad más allá de la vida. Esta expiación implica también juzgar a otros que quieren una vida serena y sin preocupaciones. El pequeño jardín interior, tal vez sea lo mejor para mí. Que viva la pequeño burguesía, la rutina y la mediocridad! Trabajar, pagar cuentas y disfrutar de una comida cara una vez al mes, disfrutar pequeños lujos, una vez se han pagado las cuentas.
El abajismo es una doctrina moral asfixiante, es una doctrina moral que busca condenar el derecho a la belleza, el ocio y el placer. El derecho a la deliciosa propiedad privada. No nos mintamos más,¿ quién no quiere poseer lo suyo?
Aquel que nunca ha tenido necesidad, aquel que lo ha tenido todo no sabe disfrutar un pequeño placer: un buen vino, un delicioso perfume -ojalá gucci-, una bella mujer.
Claro que quiero lo mejor que el dinero pueda comprar, ya tengo el resto. Amor, vida, placer. El odio que profesan todas las doctrinas morales ( política y religión) es sólo un desprecio por la vida y el placer. Mi reino está en la tierra, no en el cielo, no en las ideas, no en los grandes discursos que han bailado siempre con la muerte.
Quiero una aristocracia, pocos, los mejores, los enamorados de la vida, los que viven en este mundo, ya y ahora. Quiero una jaula dorada donde no quepa más muerte, donde no se espere vivir para cuando se esté muerto, donde no hayan mártires ni héroes, sólamente amantes.
La riqueza no da la felicidad...la pobreza tampoco.
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